¿QUÉ IMPLICA VIVIR CON UN SOLO
RIÑON?
Hay diferentes causas por las que una persona llega a vivir con un solo riñón. Un defecto congénito. Algún tipo de problema maligno, como cáncer, que obliga a quitar uno de estos órganos. O podría ser un donante de riñón. Finalmente, podría haber pérdida por causa de traumatismos o en caso de un síndrome poliquístico.
A veces, el riñón se infecta a tal punto que hay que retirarlo. O desarrolla cálculos coraliformes, que ocupan toda la estructura del riñón, explica el doctor Fabián Ortiz, especialista en nefrología y máster en trasplante de órganos.
La expectativa de vida del paciente monorreno puede ser igual e incluso superior a quien tiene sus dos riñones. En el caso de los donantes, uno de los requisitos es un excelente estado de salud. Y en general, dice el médico, la persona que sabe que tiene un riñón entra en un régimen de cuidado de por vida. “Todos los hábitos tóxicos salen, y se entra a un control semestral o anual con un especialista; si comienza algún problema, recibe tratamiento oportuno”.
Los controles médicos dependen de la causa que llevó al paciente a tener un riñón. Si es por defecto congénito, será anual. En los casos de cáncer se combinan dos visitas anuales al nefrólogo y tres o cuatro al oncólogo, dependiendo del estadio en que se descubrió la enfermedad. Al cabo de siete años, la consulta será solo nefrológica, y se lo considerará en remisión total. Los donantes tendrán que ir una vez al año, indefinidamente.
Una dieta guiada para cuidar la función renal
La dieta es la misma recomendada para toda la población: completa y equilibrada. Rica en verduras y frutas (5 porciones de este grupo al día). “La fruta no debe masticarse, no beberse”, complementa Ortiz. “El jugo, aunque sea casero, tiene mucha fructosa y poca pulpa, y pierde sus factores de protección. En cambio, aumentan los factores de riesgo de diabetes, aun si el jugo no tiene azúcar añadida”. La ingesta de proteínas debe privilegiar las de origen vegetal. Toda persona, monorrena o no, tendrá problemas si prioriza las proteínas animales.
Lourdes Fariño, licenciada en Nutrición y Dietética, detalla que el riñón, entre sus funciones tiene la regulación de electrolitos y líquidos y la eliminación de toxinas. “Cuando alguien pierde un riñón, se altera el metabolismo; el órgano que queda, si está sano, tiene que asumir todas esas funciones. Es importante que la dieta, sin ser restrictiva, esté enfocada en mantener un funcionamiento renal óptimo” y en evitar la aparición de enfermedades crónicas o el progreso de las ya existentes.
Un nutricionista clínico hará por usted el cálculo correcto de la ingesta diaria de líquidos, proteínas, sodio y potasio. No será un régimen estricto, sino ajustado a la edad del paciente, hábitos, otras enfermedades. En cuanto al alcohol, “no hay dosis recomendada; no se debe consumir”.
Vivir con un solo riñón, considera Fariño, no es impedimento para realizar actividad física y llevar una vida normal. La confusión suele estar en lo que consideramos normalidad, pues no para todos significa tomar decisiones saludables. “Se puede vivir bien. Es necesario acudir a los chequeos periódicos y contar con un nutricionista. A menudo, por desconocimiento”, señala, “prohibimos ciertos alimentos, y por exceso de restricción, el paciente se va desnutriendo”.
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